Tuberculosis TB

Mensaje de la Directora Ejecutiva de ONUSIDA en el Día Mundial de la Tuberculosis: “Podemos y debemos acabar con la tuberculosis entre las personas que viven con el VIH"

24 de marzo de 2023

Hoy, en el Día Mundial de la Tuberculosis, debemos reconocer la urgente necesidad de acabar con la epidemia de la tuberculosis en todo el mundo, especialmente entre las personas que viven con el VIH. La tuberculosis sigue siendo una de las principales causas de enfermedad grave y muerte entre las personas VIH-positivas.

Según el Informe Mundial sobre la Tuberculosis del 2022 publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), las personas VIH-positivas tienen entre 14 y 18 veces más probabilidades de enfermar de tuberculosis que las personas VIH-negativas. En 2021, alrededor de una de cada tres muertes relacionadas con el sida fue causada por la tuberculosis. No podemos permitir que esta situación continúe así. Debemos garantizar que todas las personas que viven con el VIH y aquellas que son vulnerables a la tuberculosis tengan acceso a los servicios de prevención, diagnóstico y tratamiento.

Seguimos desaprovechando oportunidades para implementar las herramientas que disponemos contra la coinfección por VIH y tuberculosis. Casi la mitad de las personas que viven con el VIH que desarrollaron tuberculosis en 2021 no fueron diagnosticadas ni se les informó que padecían tuberculosis. La cobertura de la terapia preventiva contra la tuberculosis entre las personas VIH-positivas que reúnen los requisitos sigue siendo de solo el 42%.

Al igual que en las respuestas al VIH y a la COVID-19, las desigualdades son la causa principal que expone a algunas personas a correr mayor riesgo de contraer tuberculosis, debido a factores socioeconómicos, geográficos y de género y a situaciones humanitarias y de crisis. El marco legal y político también repercute en el acceso a servicios sanitarios para aquellos que más lo necesitan. No debemos olvidar que para que un programa sanitario funcione, tenemos que poner el foco sobre las personas e implicar a los beneficiarios, especialmente a las comunidades menos atendidas, para que formen parte de la planificación, la ejecución y la monitorización de la respuesta.

Hoy, en el Día Mundial de la Tuberculosis, me gustaría hacer un llamamiento a todos nuestros asociados para que dupliquen sus esfuerzos con el objetivo de asegurar la detección precoz, el tratamiento y la prevención de la tuberculosis en personas que viven con el VIH, mediante las siguientes medidas: la ampliación de las herramientas de detección y diagnóstico recomendadas, la prestación de tratamiento y atención integrados y de calidad, la implementación de tratamientos preventivos de corta duración contra la tuberculosis y la eliminación de obstáculos que dificulten el correcto desarrollo de los programas.

Si ponemos fin a la tuberculosis entre las personas que viven con el VIH, salvaremos más vidas, reduciremos su sufrimiento y estaremos más cerca de erradicar ambas epidemias para siempre.

ONUSIDA

El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conecte con nosotros a través de Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.

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Los casos de tuberculosis y las muertes descienden entre las personas que viven con el VIH, pero también ha habido retrocesos como consecuencia de la pandemia de COVID-19

23 de marzo de 2022

La tuberculosis (TB) es una enfermedad prevenible y curable, pero sigue cobrándose millones de vidas cada año y es la principal causa de muerte entre personas que viven con el VIH.

Aunque se ha progresado a lo largo de los últimos años, se han dado pasos atrás como consecuencia de la pandemia de COVID-19. La cifra de casos de tuberculosis incidental entre las personas que viven con el VIH se ha reducido de forma constante. Sin embargo, solo fueron notificados aproximadamente el 48% de los 787 000 casos de tuberculosis que se produjeron en 2020 entre personas que viven con el VIH. Así, por primera vez desde 2004, se ha reducido el número de casos de tuberculosis incidental notificados entre personas que viven con el VIH, partiendo del 56% registrado en 2019.

Se proporcionó terapia antirretroviral al 88% de las personas que viven con el VIH a las que se había diagnosticado y notificado TB. Esto supone el 42% de las personas que viven con el VIH que, de acuerdo con las estimaciones, han desarrollado TB en 2020. Aunque a lo largo de 2019 se produjo un aumento gradual del número de pacientes de TB que viven con el VIH y reciben terapia antirretroviral, los datos de 2020 reflejan cómo el porcentaje de casos de TB incidental entre las personas que viven con el VIH y están sometidas a terapia antirretroviral ha bajado del 49% por primera vez desde 2004. Además, entre 2019 y 2020 se redujo el número de personas que viven con el VIH y reciben tratamiento preventivo contra la TB.

Aunque ya se haya cumplido el objetivo que la Reunión de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre la Tuberculosis estableció para el periodo 2018-2022 de conseguir que 6 millones de personas que viven con el VIH recibieran tratamiento preventivo contra la TB (en 2020 ya lo habían recibido 7,5 millones de personas), todavía queda un largo camino por recorrer hasta alcanzar el objetivo para el año 2025: que lo hayan recibido el 90% de las personas que viven con el VIH.

En 2020 se produjeron aproximadamente 214 000 muertes relacionadas con la TB entre personas que viven con el VIH, lo que supone una reducción del 62% desde 2010, cuando la TB se cobraba la vida de 563 000 personas que viven con el VIH. Entre 2019 y 2020 se ha producido un incremento de muertes a causa de la TB entre personas que viven con el VIH (aproximadamente 209 000), algo que no sucedía desde 2006. La Declaración Política de las Naciones Unidas sobre el sida exige que se produzca una reducción del 80% para 2025 (tomando los niveles de 2010 como punto de referencia).

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Las consecuencias del COVID-19 se hacen notar: el número de muertes por tuberculosis entre personas que viven con el VIH aumenta por primera vez desde 2006

23 de marzo de 2022

En el Día Mundial de la Tuberculosis 2022, ONUSIDA recalca la necesidad de diagnosticar y tratar la tuberculosis, ya que por primera vez las muertes entre personas que viven con el VIH a causa de esta enfermedad aumentan tras años de descenso progresivo

GINEBRA, 23 de marzo 2022 — La tuberculosis es la principal causa de muerte entre las personas que viven con el VIH; aproximadamente, una de cada tres muertes relacionadas con el sida se deben a dicha enfermedad. Entre 2006 y 2019, se produjo un descenso del 68 % en el número de muertes por tuberculosis entre personas que viven con el VIH, gracias a planes de acción colectiva de alto alcance para prevenir, diagnosticar y tratar ambas enfermedades. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud anunció en su Informe Mundial sobre la Tuberculosis de 2021 que esta cifra había aumentado por primera vez en 13 años, de 209 000 muertes en 2019 a 214 000 en 2020.

“El aumento en el número de muertes por tuberculosis entre personas que viven con el VIH es alarmante, y pone de manifiesto la fragilidad del progreso conseguido durante la pandemia”, afirma Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. “Con la aparición de la COVID-19, se ha dejado de lado al VIH y a la tuberculosis, y el mundo se ha centrado en enfrentarse a la nueva pandemia. Esto ha implicado que se han perdido vidas sin necesidad, y no se han cumplido objetivos importantes relacionados con el VIH, la tuberculosis y otras enfermedades. Es necesario actuar cuanto antes con mayor inversión para ponernos de nuevo en marcha.”

Las personas que viven con el VIH tienen 18 veces más posibilidades de enfermar de tuberculosis. A pesar de que el 85 % de las personas que contraen tuberculosis son tratadas con éxito, esta cifra es más baste baja entre personas que viven con el VIH, se sitúa en torno al 77 %. Esto demuestra la importancia de aumentar los esfuerzos de prevención y el tratamiento de ambas enfermedades.

La actuación colectiva y coordinada en este ámbito ha salvado vidas en los últimos años. Entre 2018 y 2020, 7,5 millones de personas que viven con el VIH recibieron tratamiento preventivo contra la tuberculosis, superando el objetivo mundial de 6 millones. Pero aún queda mucho por hacer para acabar con las desigualdades de fondo que contribuyen a la propagación del VIH y la tuberculosis.

Concretamente, los refugiados y las personas desplazadas tienen un riesgo muy alto de contraer tuberculosis. A finales de 2020, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados informó que alrededor de 82,4 millones de personas tuvieron que abandonar su hogar. La guerra en Ucrania ha forzado a 3,5 millones de personas abandonen el país, y hay muchas más que se han desplazado dentro de las propias fronteras. Es crucial que Ucrania y los países colindantes reciban apoyo urgente para poder proporcionar servicios sanitarios esenciales a las personas afectadas por la guerra, incluidos los relacionados con la tuberculosis y el VIH.   

“En este momento de crisis, tenemos la oportunidad de crear un futuro resiliente a la pandemia, siempre que nuestros líderes trabajen juntos para acabar con las desigualdades que nos ponen a todos en peligro”, declara Byanyima. “Mientras que el sida, la tuberculosis y la COVID-19 se propagan cada una de una forma distinta, nosotros somos testigo de como la desigualdad socio-económica facilita este proceso y hace que ciertas comunidades sean más vulnerables, lo que pone al mundo entero en peligro. Podemos abordar estas desigualdades, o podemos permitir que estas pandemias prosigan. Depende de nosotros.”

El Fondo mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria (Fondo Mundial) es el principal financiador de programas relativos a la tuberculosis. Sin embargo, la COVID-19 ha tenido consecuencias devastadoras. Entre 2019 y 2020 el numero de personas que recibían tratamiento por tuberculosis en países donde el Fondo Mundial actúa se redujo en 1 millón. Este año, tras su séptimo reabastecimiento, el Fondo Mundial pide 18 mil millones de dólares americanos adicionales para poder salvar 20 millones de vidas y así retomar los esfuerzos para acabar con el VIH, la tuberculosis y la malaria. Para exterminar estas tres enfermedades en 2030 y construir sistemas sanitarios que puedan responder ante futuras pandemias es esencial que el Fondo Mundial esté preparado económicamente.

ONUSIDA continúa trabajando con sus asociados para poder alcanzar los objetivos relacionados con VIH y tuberculosis fijados para 2025. Estos incluyen garantizar que el 90% de las personas que viven con el VIH reciben tratamiento preventivo para la tuberculosis, además de reducir el número de muertes relacionadas de con la tuberculosis entre este colectivo en un 80%, en comparación con el año 2010. Para que esto sea posible el Fondo Mundial necesita financiación, además de que se invierta en investigación y desarrollo, en la mejora de los servicios, y en la adopción de estrategias nuevas e innovadoras para ayudar a todo el que lo necesite.

ONUSIDA

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Related: TB disease and deaths declining among people living with HIV, but there have been some reversals due to the COVID-19 pandemic

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40 años de la respuesta al sida

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Las muertes por tuberculosis entre las personas que viven con el VIH disminuyen a escala mundial, aunque subsisten deficiencias preocupantes en la atención a la tuberculosis

24 de marzo de 2021

A escala mundial, el número de personas que viven con el VIH que murieron de tuberculosis (TB), una enfermedad que se puede curar y prevenir, se ha reducido de casi 600 000 muertes en 2010 a poco más de 200 000 en 2019. Estos datos suponen un descenso del 63%. En 2016, las Naciones Unidas fijaron un objetivo mundial para reducir las muertes por tuberculosis entre las personas que viven con el VIH en un 75% entre 2010 y 2020. Nueve países (Djibouti, Eritrea, Etiopía, India, Malawi, Sudáfrica, Sudán, Tailandia y Togo) alcanzaron o superaron este objetivo mundial a finales de 2019, un año antes de lo previsto.

Cambio en el porcentaje y el número de muertes por tuberculosis entre las personas que viven con el VIH de 2010 a 2019

Se ha avanzado en el cumplimiento de los objetivos mundiales al conseguir que el tratamiento preventivo para la tuberculosis sea más accesible para las personas que viven con el VIH. Este tratamiento preventivo reduce en gran medida el riesgo de enfermar y morir a causa de la enfermedad. En solo dos años (2018 y 2019), 5,3 millones de personas que viven con el VIH lo recibieron, lo cual puede salvarles la vida. Esto supone ya el 88% del objetivo de 6 millones fijado para 2022 en la  Declaración Política de las Naciones Unidas de 2018 para poner fin a la epidemia de tuberculosis

Aunque hay que aplaudir los progresos realizados en algunos países, estos logros ocultan las numerosas desigualdades y deficiencias que siguen existiendo a la hora de proporcionar la mejor atención de forma integrada a las personas que viven con el VIH y la tuberculosis. Estas deficiencias dieron lugar a aproximadamente 208 000 muertes en 2019 por tuberculosis relacionada con el sida que se podrían haber evitado (aproximadamente una de cada tres muertes por sida).

"Una de las mayores desigualdades en la respuesta mundial al VIH y la tuberculosis es la que se produce en la atención a los niños", afirmó Shannon Hader, directora ejecutiva adjunta del programa de ONUSIDA. "Ahora se dispone de herramientas mucho mejores para prevenir, diagnosticar y tratar la tuberculosis y la tuberculosis resistente a los fármacos en los niños pequeños, pero siguen siendo insuficientes. Todavía hay demasiados niños a los que no llegamos a atender con estas nuevas herramientas. Algunos profesionales sanitarios carecen de la confianza necesaria para tratar la tuberculosis entre los niños que viven con el VIH y, tanto por miedo a ocasionar algún daño como por su deseo de protegerlos, no siempre actúan. Los niños están siendo 'protegidos hasta la muerte'. Debemos fortalecer la confianza para tratar la tuberculosis y el VIH en los niños pequeños y lograr objetivos trascendentes".

La tuberculosis es especialmente difícil de diagnosticar entre los bebés y los niños más pequeños que viven con el VIH (los menores de dos años). Las formas más graves de tuberculosis (la tuberculosis diseminada y la meningitis tuberculosa) son frecuentes en este grupo de edad y son potencialmente mortales si no se diagnostican y tratan a tiempo. Se han hecho grandes avances de cara a mejorar el diagnóstico de la tuberculosis en los niños. El Servicio Farmacéutico Mundial de la iniciativa Alto a la tuberculosis ofrece medicamentos de bajo coste para el tratamiento y la prevención de la TB adaptados a los niños. El reto es que estas innovaciones alcancen la escala y la calidad necesarias para llegar a todos los niños que viven con el VIH que lo necesiten.

El Plan de Acción Pediátrica de Roma contra el VIH y la TB, que forma parte de la iniciativa conjunta de fe de ONUSIDA y el Plan de Emergencia del Presidente de los Estados Unidos para el Alivio del Sida, está eliminando las diferencias para los niños que viven con el VIH. Se trata de una asociación única de múltiples partes interesadas que ha estimulado una colaboración sin precedentes entre la comunidad religiosa, el sector privado, los reguladores, los donantes y otros para acelerar el desarrollo y la ejecución de mejores pruebas de diagnóstico, medidas preventivas y tratamientos para el VIH y la TB entre los niños que viven con el VIH.

En 2019, se informó de que menos de la mitad (49%) de las estimadas 815 000 personas que viven con el VIH y que también padecen TB estaban recibiendo tanto el tratamiento contra el VIH como el de la TB. Esto demuestra que siguen existiendo grandes lagunas en la detección, las pruebas y el tratamiento tanto del VIH como de la TB. Para solucionar esto, los programas nacionales deben ir más allá de los centros de salud tradicionales para encontrar a los millones de personas que todavía necesitan tratamiento para el VIH, la TB o ambos. Se necesita un enfoque integrado, comunitario y centrado en la persona. El cribado familiar y comunitario de múltiples enfermedades como la TB, el VIH, la COVID-19, la hipertensión, la diabetes y otras afecciones comunes puede contribuir a la desestigmatización y reducir los costes para los programas y las personas. Es fundamental animar a todas las personas a las que se les ha diagnosticado recientemente el VIH, la TB o la COVID-19 a que autoricen la detección confidencial de sus contactos familiares, domésticos y comunitarios, incluidos los niños y jóvenes.

Ya ha empezado la cuenta atrás para alcanzar los nuevos y ambiciosos objetivos de 2025 para la TB y el VIH establecidos en la nueva estrategia mundial contra el sida 2021-2026. La consecución de estos objetivos hará que el mundo vuelva a estar en el camino de acabar con el sida y la TB en 2030. Se necesita una respuesta a las pandemias de TB, VIH y COVID-19 colaborativa y coordinada. La respuesta debe estar arraigada en las comunidades afectadas y centrada en las necesidades de las personas más afectadas. Abordar las desigualdades que provocan la TB y el VIH ayudará a cerrar el "abismo mortal" entre los compromisos mundiales y la realidad vivida por las comunidades afectadas por la TB y el VIH. Al poner fin a las desigualdades, podemos evitar que los adultos, los jóvenes y los niños que viven con el VIH mueran de TB.

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En algunos países existen graves carencias en la atención a la tuberculosis para las personas que viven con el VIH

24 de marzo de 2021

Todas (el 100%) las personas que viven con el VIH y que acaban de comenzar la terapia antirretroviral deberían recibir también tratamiento preventivo (barra azul) para la tuberculosis (TB) o tratamiento (barra naranja) para la tuberculosis (juntas, representan la “atención óptima a la tuberculosis”). La barra verde muestra el porcentaje de personas que acaban de comenzar con la terapia antirretroviral y que no recibieron atención óptima a la tuberculosis, que son vulnerables a enfermar y morir de tuberculosis.

Carencias en la prevención y la detección de la tuberculosis en personas que viven con el VIH que acaban de comenzar la terapia antirretroviral (TAR) en países con alta carga de TB o de TB/VIH, 2019

Todas las personas que viven con el VIH que acaban de iniciar la terapia antirretroviral deberían recibir “atención óptima a la tuberculosis” (ya sea tratamiento preventivo para la tuberculosis o tratamiento para la tuberculosis). Desde 2012, la Organización Mundial de la Salud recomienda que todas las personas recién diagnosticadas de VIH sean sometidas a pruebas para la detección de la TB. Si no presentan síntomas de TB (tos, expectoración con sangre, fiebre, sudoración nocturna, pérdida de peso, dolor en el pecho, dificultad para respirar o fatiga) deben recibir tratamiento preventivo para la tuberculosis. Si manifiestan algún síntoma de TB, deben someterse a un análisis completo para detectar la enfermedad. Si se constata que padecen tuberculosis, deben comenzar de inmediato el tratamiento para la tuberculosis. Si no hay evidencias de dicha enfermedad, deberán comenzar el tratamiento preventivo para la tuberculosis.

La TB es la causa más común de hospitalización y muerte entre las personas que viven con el VIH. En 2019, la TB fue responsable de 208 000 (el 30%) de las muertes relacionadas con el sida. Sin embargo, la TB es curable y prevenible. El tratamiento preventivo para la tuberculosis reduce el riesgo de desarrollar la enfermedad de la TB y puede reducir en casi un 40% las muertes entre las personas que viven con el VIH. Es probable que una persona que vive con el VIH y que padece TB muera si no recibe tratamiento.

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La brecha en las pruebas de detección de la tuberculosis entre las personas que viven con el VIH es cada vez más estrecha

15 de febrero de 2021

Los 38 millones de personas que vivían con el VIH en 2019 tenían 18 veces más riesgo de desarrollar tuberculosis que el resto de la población mundial. La tuberculosis continúa siendo la principal causa de muerte prematura entre las personas que viven con el VIH.

La expansión de la terapia antirretroviral, así como las mejoras logradas en el suministro integrado de los servicios para el VIH y la tuberculosis, han logrado reducir las muertes relacionadas con la tuberculosis entre las personas que viven con el VIH en torno a un 69 % en todo el mundo. De este modo, se ha pasado de 678 000 muertes en el año 2000 a 208 000 en 2019. Entre los 131 países que proporcionaron datos a ONUSIDA y a la Organización Mundial de la Salud en el año 2020, un 48,9 % de las 815 000 personas que se calcula que viven con el VIH (casos incidentes) recibió tratamiento tanto para el VIH como para la tuberculosis. 

Lo cierto es que se está estrechando la brecha en los métodos para la detección de la tuberculosis (es decir, la brecha entre el número de personas que viven con el VIH y que se estima que puedan tener tuberculosis, y el número de personas que viven con tuberculosis y han dado positivo en las pruebas del VIH. Sin embargo, los 456 426 casos de tuberculosis entre las personas que viven con el VIH que se notificaron en 2019  representan únicamente el 56 % del número aproximado de tuberculosis incidental entre las personas que vivían con el VIH ese año. Entre las personas que vivían con el VIH y fueron diagnosticadas de tuberculosis, un 88 % estaba siguiendo una terapia antirretroviral en el año 2019.

Número estimado en todo el mundo de casos de tuberculosis seropositivos incidentales, en comparación con el número mundial de nuevos casos de tuberculosis notificados o recaídas en la enfermedad que se sabe que van a ser seropositivos, y número mundial de pacientes con tuberculosis que iniciaron una terapia antirretroviral entre los años 2004 y 2019.

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Tuberculosis y VIH

La 51.ª Conferencia Mundial de La Unión sobre Salud Pulmonar comienza hoy justo cuando todo lo conseguido respecto a la reducción de muertes por tuberculosis peligra como consecuencia de la COVID-19

20 de octubre de 2020

La 51.ª Conferencia Mundial de La Unión sobre Salud Pulmonar comienza hoy en torno al tema de la «Prevención avanzada». Debido a la pandemia de la COVID-19, la conferencia se celebrará virtualmente por primera vez en sus 100 años de historia. En el encuentro se hablará de la últimas tecnologías para la tuberculosis (TB), la contaminación del aire y el control del tabaco. Asimismo, habrá sesiones especiales dedicadas a la COVID-19 y su convergencia con otras enfermedades pulmonares e infecciosas. Entre los ponentes está Su Alteza Imperial la Princesa Heredera Akishino de Japón; el presidente Bill Clinton; Shannon Hader, Directora Ejecutiva Adjunta de ONUSIDA y Divya Sojan, enfermera y superviviente de tuberculosis, entre otros.

De acuerdo con el Informe mundial sobre la tuberculosis de 2020 elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), desde el año 2010 ha habido una alentadora reducción de un 63 % en el número de muertes por tuberculosis entre personas que viven con el VIH. De esta forma, el mundo se estaría aproximando al objetivo mundial de la reducción de un 75 % adoptado en el año 2016 en la Declaración política de las Naciones Unidas para poner fin al sida. Sin embargo, el informe también refleja que la tuberculosis sigue siendo la principal causa de muerte entre las personas que viven con el VIH, como se observa en las más de 200 000 muertes que se produjeron en el año 2019, un 30 % de todas las muertes relacionadas con el sida.

El informe constata que menos de la mitad de las 815 000 personas que se calcula que vivían en 2019 con el VIH y que desarrollaron tuberculosis fueron diagnosticadas y comunicadas a los programas nacionales como receptoras de tratamiento para ambas enfermedades. El resto bien no consta en los programas, bien no recibió ni el diagnóstico ni el tratamiento adecuado, o posiblemente los tratamientos se comunicaron de forma errónea. Sin embargo, una vez diagnosticadas, al menos el 90 % de las personas con tuberculosis conocía su estado serológico en más de 80 países y territorios, y el 88 % de las personas que vivían con el VIH y estaban en tratamiento para la tuberculosis recibía también una terapia antirretrovírica que salvaba vidas.

La tuberculosis es una enfermedad que tiene cura y se puede prevenir. La OMS lleva desde el año 2004 recomendando un tratamiento preventivo de la tuberculosis para los nuevos diagnósticos del VIH. Dicho tratamiento prevendría el desarrollo de la tuberculosis y salvaría vidas. Hasta hace poco, el tratamiento ha sido, lamentablemente, inadecuado. Sin embargo, gracias a la combinación de la defensa de estos tratamientos, el compromiso político, la mayor disponibilidad de opciones de tratamiento más breves en el tiempo y aceptables, la financiación adecuada y el compromiso de las comunidades, se ha producido un impresionante aumento en el número de personas que viven con el VIH y han recibido un tratamiento preventivo para la tuberculosis.

En el año 2019, la OMS anunció que 3,5 millones de personas que vivían con el VIH comenzaron un tratamiento preventivo para la tuberculosis, en comparación con los 1,8 millones de personas registradas en en 2018. El total para 2018 y 2019 (5,3 millones) ya representa el 88 % del objetivo de los 6 millones fijado para el año 2022 en la Declaración política de las Naciones Unidas sobre la tuberculosis, lo que sugiere que este objetivo podría alcanzarse antes de lo previsto.

«Tardamos décadas en despejar las dudas de los sanitarios y de la comunidad, en movilizar la financiación necesaria para el tratamiento preventivo de la tuberculosis y en invertir en investigación para lograr pautas de tratamiento más breves, eficaces y aceptable», apunta Shannon Hader, Directora Ejecutiva Adjunta de ONUSIDA. «Ahora debemos elevar el objetivo, y aumentar tanto el acceso a los mejores tratamientos preventivos para la tuberculosis como su uso por parte de quienes más lo necesitan».

La COVID-19 ya está alterando los servicios relacionados con la tuberculosis y el VIH, y se suma al doble estigma que hace que las personas no accedan a los servicios. Además, los confinamientos para evitar la propagación del virus suponen un obstáculo más que impide que la gente vaya a realizarse las pruebas de detección y a recoger sus tratamientos para la tuberculosis y el VIH. Al tiempo, la pandemia está obligando a desviar recursos humanos, económicos y de laboratoio que antes se dedicaban a la lucha contra la tuberculosis y el VIH.

Se calcula (documento en inglés) que en todo el mundo un confinamiento de tres meses y una recuperación prolongada de diez meses de duración llevarían a 6,3 millones más de personas que enfermarían de tuberculosis y a 1,4 millones más de muertes relacionadas con la tuberculosis en los próximos cinco años. Ello daría como resultado un retroceso de, al menos, entre cinco y ocho años en la lucha contra la tuberculosis. Como consecuencia, y debido a la pandemia de la COVID-19, la incidencia de la tuberculosis y las muertes relacionadas con ella volverían en el año 2021 a niveles no vistos desde 2013 y 2016 respectivamente.

«Ahora más que nunca, las comunidades del VIH y de la tuberculosis han de aunar esfuerzos y pedir conjuntamente una inversión en tratamientos más breves y preventivos. Deberían instar al mundo a llevar a cabo un mejor control de la infección, respaldados por la protección de los derechos socioeconómicos y humanos que todas las personas necesitan», apunta Shannon Hader, Directora Ejecutiva Adjunta de ONUSIDA. «Para hacer frente y vencer a la COVID-19, la tuberculosis, el VIH y otras pandemias futuras, debe haber solidaridad mundial. Solo juntos podemos desarrollar y distribuir justamente una prevención combinada, incluyéndose en ella vacunas y tratamientos para todos, es decir, ese acceso universal que prioriza a quienes más lo necesitan».

Cronología del VIH y de la tuberculosis

La tuberculosis (TB) es la principal causa de enfermedad y de muerte entre las personas que viven con el VIH, pero tiene cura.

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La tuberculosis es la principal causa de muerte entre las personas que viven con el VIH

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