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La directora ejecutiva de ONUSIDA Winnie Byanyima ha sido nombrada doctora honoris causa por la Universidad del Estado Libre de Sudáfrica

30 de abril de 2022

A continuación, las declaraciones de la directora ejecutiva de ONUSIDA Winnie Byanyima durante el acto de graduación celebrado en el campus Qwaqwa de la Universidad del Estado Libre de Sudáfrica

Señor Vicerrector en funciones profesor Naidoo, distinguidos líderes de esta gran universidad, señoras y señores, compañeros de graduación,

Me gustaría dar las gracias a la Facultad de Ciencias de la Universidad del Estado Libre por el honor de ser nombrada doctora honoris causa por esta gran institución.  Sé que están reconociendo, a través de mí, el trabajo de todos aquellos que propician los avances en justicia social en el mundo, en concreto en relación con el derecho a la sanidad universal.  Me presento humildemente ante ustedes y ¡estoy orgullosa de unirme a la comunidad Kovsie!

La sala en la que nos encontramos lleva el nombre de un hombre sabio y valiente.  Madiba nos dijo, y cito, «La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo».  No puedo estar más de acuerdo.  Me sentí honrada cuando supe que esta universidad nombró también al Presidente Mandela doctor honoris causa en 2001.

Mis padres eran profesores. Uno era profesor de primaria y el otro, de secundaria.  Eran poco convencionales.  Nos motivaban y animaban, a nosotros, sus hijos.  Nos enseñaron que lo que más importa en el mundo es formar parte de tu comunidad y alzar la voz por la justicia.

Para mí, y para muchas personas de todo el continente africano, la lucha por la igualdad aquí en Sudáfrica—una lucha que, como podemos ver, no ha terminado—resulta inspiradora.  En la terrible era del apartheid incluso el nombre de su provincia, Estado Libre, era una amarga ironía.  Hoy, mientras seguimos recorriendo este largo camino, el destino que con trabajo y esfuerzo quieren alcanzar hace que el nombre Estado Libre sea tan hermoso como esas palabras merecen ser.

Quería compartir con ustedes tres reflexiones sobre la libertad.  Las inspiran en gran medida los puntos de vista de personas de este país, incluidos movimientos estudiantiles pasados y actuales.

La primera es que la libertad real es mucho más que la libertad de sufragio o, en caso de Sudáfrica, la libertad de que no se prohíba votar.  La verdadera libertad surge cuando todos y cada uno de nosotros podemos florecer.  En el centro de todo esto se encuentra la educación, que debe ser un derecho para todos y no un privilegio de unos pocos.  Cada vez que visito mi pueblo natal, Ruti, en Uganda, me encuentro con amigos y amigas que no tuvieron las mismas oportunidades que yo, que se vieron obligados a abandonar sus estudios por un matrimonio precoz, porque tenían que atender a un familiar enfermo o trabajar para que su familia sobreviviese, o porque no tenían para pagar las tasas escolares.  Todas las niñas y niños tienen que recibir apoyo para completar sus estudios y los colegios deben ser lugares seguros, con educación de calidad que fomente el empoderamiento. También deben ser lugares donde reine la felicidad, ¡para disfrutar de uno mismo y de la juventud!  El impulso que los estudiantes han dado para hacer más accesible la educación superior, para conseguir reformas y rechazar lo malo del pasado, para lograr la inclusión de todos, ha sido un reto para ustedes y para sus instituciones, pero se ha avanzado mucho y he de felicitarles por todo el progreso conseguido.  ¡Enhorabuena!  Sí, hemos estado siguiendo sus movimientos, Rhodes must fall, las tasas deben desaparecer. Han inspirado a muchos otros estudiantes del mundo para luchar por la inclusión y la igualdad.

La segunda reflexión es que nadie es libre mientras exista una persona que no lo sea.  Por esta razón, la lucha por la libertad siempre ha de ser interseccional.  En todo el continente y en todo el mundo, Sudáfrica se erige como ejemplo de movimientos unidos, que resisten contra la desigualdad racial, que abogan por la igualdad de género y por la igualdad del colectivo LGTBQ.  A través de estas inclusiones se logra un mundo libre.  Así que continúen dando ejemplo, como país y como comunidad de estudiantes y alumni.  Luchen contra la estigmatización, luchen contra la criminalización.  Cuando vean a alguien menospreciado por su etnia, por ser mujer, por ser gay o trans, alcen la voz en su nombre.  La tolerancia no es suficiente: hay que aliarse con todos los que están marginados, no solo estar a su lado sino de su lado.

La tercera reflexión es que la libertad nunca se regala, solo se gana.  Y nunca se gana del todo ni para siempre en un momento. Hay que ganarla día a día, una y otra vez.  Hemos realizado grandes avances gracias a movimientos colectivos, a través de la organización de personas normales pero extraordinarias.  He formado parte de los movimientos feministas de África y del mundo.  Hemos logrado grandes avances a través de la organización, del apoyo mutuo, todo dentro de nuestra diversidad. Los héroes más importantes no son los que están en los libros de historia o dan discursos desde un podio como yo, sino que son ustedes, trabajando juntos y formando colectivos.

Usen el poder que su educación les ha brindado.  Y úsenlo para reivindicar derechos y rendiciones de cuentas, para ustedes mismos y para los demás. La educación me permitió salir de ese pueblo en Ruti, Uganda, donde no había electricidad ni agua corriente y me llevó a formar parte de nuestro parlamento nacional. Fui parlamentaria.  Me llevó a dirigir una organización mundial emblemática, OXFAM Internacional y, ahora, me ha llevado a dirigir el trabajo de las Naciones Unidas a escala mundial para luchar contra el sida.  Todo ello desde mi pequeño pueblo.

Pero nunca podré enorgullecerme del poder que me ha dado la educación en sí mismo.  Me hace responsable de lo que tengo que hacer para que otros se alcen, para que en el mundo imperen la igualdad y la justicia.  Me enorgullezco de lo que soy capaz de hacer con otras personas para lograr un mundo más justo. Las cualificaciones son meras herramientas para conseguir un objetivo.

Hoy es su día.  Han conseguido tanto solo con haber llegado hasta este momento. Sé que van a celebrarlo y se lo merecen.  Pero déjenme desafiarles. Les reto a que cuando abandonen este hermoso campus y salgan al mundo exterior busquen marcar la diferencia:

Trabajen para construir una sociedad donde todos los niños y niñas tengan acceso a la educación completa y de calidad que merecen.

Construyan una sociedad que garantice la igualdad para todas las personas.  Nadie debe sufrir discriminación por su género, etnia o sexualidad.  Igualdad para todos.

Construyan poder colectivo. Yo creo en el poder de las personas.  El cambio solo se consigue a través del poder de las personas.  No esperen a que el líder adecuado venga y lidere, ustedes son el líder adecuado.

Una sociedad más igualitaria será mejor para todo el mundo: para los ricos, para los pobres, para los capaces y para los menos capaces. Una sociedad más igualitaria será mejor para todo el mundo: es más segura, más próspera, más sostenible, más sana. Es más feliz.

En realidad soy una persona optimista.  Me gustaría contarles una historia.  Este es mi último desafío.  La historia de su país forma parte de ustedes.  El resto de nosotros en África, en concreto personas de mi generación, se ven afectados por la historia de nuestro continente, incluida la historia de su país.  Seguíamos todo lo que pasaba en este país y esperábamos su independencia porque iba a ser la independencia del continente entero. Cuando se liberaron, todos viajamos a ver Sudáfrica y a los sudafricanos porque durante muchos, muchos años en nuestros pasaportes había un sello en el que ponía:  «Válido pata todos los países salvo la República de Sudáfrica». No podíamos poner un pie en el país durante el apartheid.  Esa era la resistencia del resto de África.  Así que cuando se liberaron vinimos corriendo a presenciar esa liberación de esta parte de nuestro continente.  Cuando llegué al aeropuerto de Johannesburgo, ni siquiera se llamaba todavía Aeropuerto O.R. Tambo, sino que tenía otro nombre. Cuando llegué vi muchas jóvenes en el mostrador de inmigración y le enseñé el pasaporte a una de ellas.  Y mientras me miraba con una gran sonrisa me dijo «Bienvenida a Sudáfrica». Y yo le di las gracias.  Luego me preguntó «¿Cómo está todo en África?» Y yo le dije «¿África?» «Sí, de donde viene, ¿cómo está todo en África?»  Y entonces me di cuenta de que esta joven todavía no percibía Sudáfrica como parte de África. Y, por supuesto, nos pusimos a debatir y le dije que esto es África, donde estamos ahora.  Y me contestó «Ok, lo sé, pero me refiero a allí, de donde usted viene».  Así que este es mi último desafío para ustedes, mis queridos compañeros de graduación. Tienen una historia que les separa del resto de su continente.  Pero les quiero dejar con la idea de que eso es un desafío y es una bendición: salgan al mundo y sean africanos orgullosos.  Acepten a todo su continente.  Salgan al mundo sabiendo que tenemos una historia como continente y un destino como continente.  Y sirvan a su continente y aprovéchenlo al máximo.

Así que es un honor para mí ser nombrada doctora honoris causa. Se lo agradezco mucho. También es un honor para mí compartir este día con ustedes, los graduados, y bendecirles como el futuro, o quizá mejor, como el presente de África.

Les doy las gracias.

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La respuesta mundial al sida pierde a uno de sus grandes defensores

26 de diciembre de 2021

ONUSIDA lamenta enormemente la pérdida del Arzobispo Emérito Desmond Tutu

GINEBRA, 26 de diciembre de 2021—ONUSIDA lamenta enormemente el fallecimiento del Arzobispo Desmond Tutu, quien luchó contra el apartheid en Sudáfrica, el racismo y la injusticia en el mundo. Era una de las grandes voces en la lucha contra el sida, luchando en contra de la negación, exigiendo el acceso al tratamiento para todos, denunciando la discriminación que sufren las personas que viven con el VIH y defendiendo los derechos humanos de las personas, las mujeres y los niños lesbianas, gays, bisexuales y transgénero. Su trabajo en la prevención y el tratamiento frente al VIH y a la tuberculosis cambió el panorama internacional y salvó muchas vidas.

“Ha caído un gigante. El Arzobispo Tutu fue un luchador por la libertad, un hombre santo, un gran héroe que desempeñó un papel fundamental en la liberación de África”, dijo la Directora Ejecutiva de ONUSIDA, Winnie Byanyima. “Puso el foco de atención mundial en la injusticia de una manera que pocos pudieron hacerlo, y fue un defensor de los derechos de todas las personas que viven o están afectadas por el VIH. Salvó y liberó millones de vidas gracias al camino que él marcó y a la paz que le trajo a este mundo”.

El Arzobispo Tutu fue muy directo a la hora de pedir el fin del negacionismo del sida en Sudáfrica.  Luchó por el acceso a medicamentos que pueden salvar vidas. "Son las personas, y no los beneficios, los que deben estar en el centro de la ley de patentes de los medicamentos", declaró al tiempo que pedía a la industria farmacéutica que hiciera los medicamentos del VIH accesibles. También fue un gran defensor de los derechos de las personas de la comunidad gay. Comparó las leyes que criminalizaban formas de expresar el amor humano con las del apartheid—”un gran error”.

Tutu abogó por la prevención de la infección por el VIH en adolescentes y jóvenes. Copresidió la comisión de ONUSIDA sobre la prevención del VIH en 2011, la cual condujo al establecimiento de unos objetivos mundiales ambiciosos para la prevención del VIH.  Alentó a los jóvenes a tomar las riendas del liderazgo contra el sida. “Se necesitan acciones osadas y honestas, y confiamos en la próxima generación de líderes para conseguir un cambio positivo en las actitudes y las acciones”, dijo el Arzobispo Tutu al dirigirse a los líderes jóvenes en Robben Island en materia de prevención del VIH.

“ONUSIDA ha perdido a un amigo, a un guía y a un mentor”, declaró la Sra Byanyima. “Nuestros sentimientos están con su familia, con el pueblo de Sudáfrica y con muchas personas de todo el mundo cuyas vidas marcó y cambió para mejor”.

ONUSIDA

El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conecte con nosotros a través de Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.

La continuación del tratamiento preocupa cada vez más

08 de noviembre de 2021

Los datos de Sudáfrica resaltan el reto al que se enfrentan muchos programas de tratamiento cuando se trata de retener eficazmente a las personas en la atención del VIH.

El programa de tratamiento del VIH en Sudáfrica beneficia a muchas más personas que viven con dicho virus que en cualquier otro del mundo, pues en 2020 más de 5 millones de adultos (mayores de 15 años) recibieron terapia antirretroviral. Entre los 2,5 millones de adultos que viven con el VIH en Sudáfrica sin recibir el tratamiento, un porcentaje cada vez mayor corresponde a personas que lo habían iniciado pero que no continúan.

Los esfuerzos por apoyar que las personas que reciben tratamiento lo mantengan y que logren una supresión viral duradera son cruciales para mejorar los resultados de salud. Además mejora los beneficios de prevención del tratamiento y evita la aparición de cepas del VIH resistentes a los medicamentos. Hace poco, la Organización Mundial de la Salud actualizó sus directrices sobre el tratamiento del VIH con una nueva recomendación para rastrear a aquellas personas que se han desvinculado de la atención médica y brindarles apoyo para que la retomen.

Nuestra acción

Tratamiento del VIH

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En recuerdo de Andrew Mosane, activista del sida y «radical» progresista

21 de enero de 2021

Sudáfrica ha perdido a uno de sus mayores y más valientes activistas del sida y la justicia social, Andrew Mosane. El Sr. Mosane falleció el pasado 15 de enero de 2021 a los 45 años de edad y recibió sepultura el día 20 de enero.

A lo largo de su vida, fue un experto activista del sida que llevó la voz de las personas y las comunidades marginadas al centro de la respuesta al sida. Era conocidísimo en Sudáfrica y en todos los rincones del mundo como un incansable defensor de los derechos humanos.  

Como hombre gai negro que vivió con el VIH sin ocultarse, el Sr. Mosane experimentó en sus propias carnes el estigma y la discriminación. Precisamente por eso, trabajó sin descanso para acabar con los muchos desafíos a los que se enfrentan las personas que viven con el VIH. Llevaba el activismo en la sangre y de forma muy natural incluyó en él las políticas en materia de raza, clase y género. Formó parte del Foro de la Sociedad Civil del Consejo Nacional sobre el Sida de Sudáfrica (SANAC, por sus siglas en inglés), en el que representaba a los sectores de las personas que viven con el VIH, las lesbianas, los gais, los bisexuales, la población transgénero e intersexual, y los trabajadores sexuales.

Considerado un radical, la suya era una sonrisa contagiosa. Tenía una gran inteligencia, y actuaba siempre movido por la sinceridad y la precisión. Sobresaliente defensor de los derechos humanos. Siempre al pie del cañón sin complejos . Entre sus compañeros activistas, deja el recuerdo de alguien «luchador, volcado en los demás, caótico, adorable, constante e inquebrantable, todo un luchador».

El Sr. Mosane tenía un firme compromiso tanto con ONUSIDA como con otras redes e instituciones a lo largo y ancho de Sudáfrica y más allá. Siempre defendió enérgicamente la salud sexual y reproductiva y el derecho a ella, y nunca dejó de alentar a los jóvenes en la respuesta al VIH y la violencia de género. Llegó hasta ONUSIDA movido por el deseo de conocernos y descubrir mejor el contenido de nuestro trabajo y de qué manera refleja las experiencias de las personas que viven con el VIH y las comunidades de todo el mundo.

El director regional de ONUSIDA para Sudáfrica, el Sr. Mbulawa Mugabe, destacó que el Sr. Mosane había hecho una gran contribución a la respuesta al sida que perduraría para siempre. «Tenía unas habilidades de facilitación mayúsculas, que se volvían especialmente soberbias en las trincheras del programa de alfabetización sobre el tratamiento de Treatment Action Campaign, la organización que con tanto orgullo lideraba y para la que no dejaba de trabajar. Su especial talento para convertir la información científica en accesible para las comunidades fue la seña distintiva de su tenaz defensa, y eso será algo que siempre echaremos infinitamente de menos», señala el Sr. Mugabe. «Hemos perdido a todo un gigante en el movimiento de la justicia social y el sida que logró llegar al corazón de muchísimas personas».

 

El Sr. Mosane tenía un firme compromiso tanto con ONUSIDA como con otras redes e instituciones a lo largo y ancho de Sudáfrica y más allá. En la fotografía de arriba, con la Directora Ejecutiva de ONUSIDA, Winnie Byanyima.

ONUSIDA felicita a la profesora Quarraisha Abdool Karim por ser galardonada con el premio Christophe Mérieux 2020

02 de junio de 2020

GINEBRA, 2 de junio de 2020— ONUSIDA da su más sincera enhorabuena a Quarraisha Abdool Karim, directora científica adjunta del centro para el programa de investigación sobre el sida de Sudáfrica (CAPRISA), por recibir el prestigioso premio Christophe Mérieux en 2020. Se trata de un galardón otorgado por la Fundación Christophe y Rodolphe Mérieux para apoyar la investigación en materia de enfermedades infecciosas en los países en vías de desarrollo. Su receptor es elegido por el Instituto de Francia a partir de las propuestas de la fundación, y recibe 500 000 euros de premio para apoyar nuevas investigaciones.

«Me siento inmensamente feliz de felicitar a la profesora Quarraisha Abdool Karim, miembro imprescindible de la familia ONUSIDA, por su magnífico e increíble logro», señaló Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «Este premio es un reconocimiento a la encomiable labor llevada a cabo por la profesora Adbool Karim y su equipo a lo largo de todos estos años de la respuesta al sida. Gracias a su gran trabajo hoy sabemos qué es lo que las mujeres y las chicas adolescentes necesitan para protegerse del VIH, nos acerca la esperanza de una generación libre de sida».

La profesora Quarraisha Abdool Karim es una de las principales investigadoras del sida del mundo y, además de haber hecho contribuciones pioneras para ayudar a comprender la evolución de la epidemia del VIH entre las jóvenes, nunca ha dejado de defender los derechos de las personas que viven con el VIH o que están afectadas por el virus. Lleva años fuertemente comprometida con la labor de ONUSIDA. Es embajadora especial de ONUSIDA para los adolescentes y el VIH, y copresidenta del Grupo asesor de ONUSIDA, el cual presta apoyo directo a la Directora Ejecutiva de ONUSIDA para decidir sobre el futuro de la respuesta al sida y el papel que ONUSIDA desempeña en ella.

La profesora Abdool Karim, cuya docencia gira en torno a la epidemiología clínica, fue la investigadora principal en el importante ensayo clínico CAPRISA 004 sobre el gel con tenofovir, en el cual en el año 2010 se demostró la viabilidad de los microbicidas como herramienta para prevenir el VIH entre las mujeres.

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Vivir con el VIH durante una cuarentena

07 de abril de 2020

Pumza Mooi, residente en Puerto Elizabeth, Sudáfrica, está preocupada, ya que es una de los 2,5 millones de personas en el país que viven con el VIH, pero que no reciben terapia antirretrovírica.

«He tomado la decisión de empezar con el tratamiento», confirma Mooi. «No importa cuán alto sea mi recuento de linfocitos CD4 o cuán baja mi carga vírica, nunca estará mejor que siguiendo el tratamiento contra el VIH. Debo hacerlo por mí misma, por mis hijos y por aquellos para los que soy un ejemplo. Tengo miedo de enfermar», afirma.

La decisión de Mooi de empezar el tratamiento contra el VIH llega en un momento de incertidumbre para las personas con un sistema inmunitario comprometido, debido al riesgo de una grave infección de COVID-19. Actualmente no hay pruebas de que las personas que viven con el VIH tengan mayor riesgo de contagio por COVID-19, pero existe la preocupación de que la infección pueda ser más severa para las personas seropositivas que no reciben terapia antirretrovírica.

Sudáfrica está bajo una cuarentena de 21 días para intentar frenar la propagación de este virus y el Ministro de Salud Zweli Mkhize ha instado a toda la población a tomar precauciones para prevenir la infección. Además, subraya la importancia de que todos conozcan su estado serológico, se realicen la prueba y empiecen inmediatamente el tratamiento si dieran positivo.

«Me aterra contagiarme de COVID-19», afirma Mooi. «Da miedo pensar que ya tengo un virus (VIH) con el que mi cuerpo tiene que lidiar. Me pregunto a mí misma si mi cuerpo es suficientemente fuerte, si mi sistema inmunitario es suficientemente fuerte».

Mooi contrajo el VIH hace muchos años, cuando la recomendación predominante era empezar con el tratamiento si el paciente experimentaba una reducción en el recuento de linfocitos CD4, así que enfermó. Desde entonces ha estado monitorizando su estado. En 2016, la Organización Mundial de la Salud publicó unas nuevas orientaciones generales en las que se recomendaba la terapia antirretrovírica de por vida a todos los niños, adolescentes y adultos, incluyendo mujeres embarazadas y lactantes, que vivieran con el VIH, sin importar su recuento de células CD4. Es decir, cualquier persona diagnosticada con VIH debería empezar de inmediato con el tratamiento.

ONUSIDA monitorea de manera activa el impacto del COVID-19 y trabaja con con el gobierno, con asociados para el desarrollo y con redes de personas que viven con el VIH para asegurarse de que se escuchan las preocupaciones de las personas seropositivas y de que se reflejan en la respuesta al COVID-19. Esto incluye identificar las limitaciones de los servicios de salud, fomentar las prescripciones de medicamentos antirretrovíricos que duren más tiempo (varios meses) y ayudar a las comunidades a ofrecer soluciones. 

Utilización de redes sociales

La vida en confinamiento resulta especialmente difícil a las personas que viven en asentamientos informales y ONUSIDA ha reconocido el reto de conseguir la autoprotección, la distancia social y la contención en dichas áreas. A esto se le suman informes sobre el coronavirus que son imprecisos e inducen al miedo. «Hay mucha información en circulación, pero no toda es verdad», afirma Mooi. «Recuerdo a la gente que el gobierno nos ha dado un número de WhatsApp a través del cual podemos acceder a información veraz, sin preocuparnos de las demás. Si hay algo cierto, el gobierno nos lo dirá».

Por suerte, Mooi tiene una sólida red de apoyo tras haber dado a conocer su estado serológico en internet hace muchos años. «Sé que cuidarán de mí», afirma. Mooi modera grupos de apoyo de Facebook y WhatsApp de las personas que viven con el VIH. Estos cuentan con docenas de miembros, desde una persona de 16 años que nació con VIH hasta una mujer de 62 que lleva muchos años viviendo con el VIH.

Durante los últimos años, muchos miembros del grupo han compartido su experiencia de vida con el VIH, del tratamiento contra el VIH, de hacer frente al estigma y la discriminación, y de permanecer motivados. Su consenso es que recibir el tratamiento contra el VIH y seguirlo es la mejor opción, asegura Mooi.

Ahora hay un nuevo tema en los grupos. «Están preocupados por el COVID-19», comenta. «Les digo que no se preocupen, que estén en casa y que cuiden sus hábitos de higiene». De momento, todos saben que tendrán que acostumbrarse y cuidar unos de otros a distancia, para sobrellevar el aislamiento prolongado.

El grupo fomenta el debate, sobre todo las mujeres, aunque los hombres permanecen atentos. «Recibo mensajes de hombres que preguntan por qué no debatimos acerca de lo que les afecta a ellos, pero si no se abren, no siempre podrán contar con la ayuda que necesitan», comenta Mooi. «Animo a los hombres a que compartan sus historias y que nos podamos ayudar entre todos».

Mirando hacia el futuro

Como la mayoría, Mooi ya está deseando poder moverse con más libertad de nuevo y comenzar el tratamiento contra el VIH. Está haciendo lo que puede en casa para cuidar de sí misma, de su madre y de su hija, y para animar a sus redes de personas que viven con el VIH. «Hacemos lo que nos dicen que hagamos, como lavarnos las manos y guardar la distancia con otras personas y, simplemente, rezando y esperando lo mejor», comenta Mooi.

Nuestra acción

COVID-19 y VIH

Un proyecto de la comunidad ayuda a las familias a responder al estigma y la discriminación

05 de marzo de 2020

Emihle Dlamini (nombre ficticio) perdió tanto a su madre como a su padre por enfermedades relacionadas con el sida. En aquel momento ella era muy niña, por lo que la encargada de cuidarla pasó a ser su abuela. Durante años la joven Dlamini no supo que había nacido con el VIH. Le administraban una medicina, pero le decían que era para la tuberculosis. En Sudáfrica aproximadamente 260 000 niños vivían con el VIH en 2018. Alrededor de un tercio vivía en la provincia de KwaZulu-Natal, donde reside Dlamini.

Un buen día la joven asistió a una clase del colegio impartida por el Proyecto para el cuidado de la comunidad, y fue allí donde adquirió algunas nociones sobre el VIH y donde le ofrecieron realizarse una prueba de detección. El resultado le supuso un auténtico shock. «No me lo podía creer en absoluto. Yo sabía que no era sexualmente activa, pero mi familia nunca me había confesado que mi estado serológico era positivo», dijo.

Tras conocer el resultado, Dlamini experimentó sentimientos de enfado, confusión y tristeza. «¿Por qué mi familia no me dijo nunca nada? En muchísimas ocasiones dejé de tomar mis pastillas para la “tuberculosis” porque me planteaba por qué tenía que seguir en tratamiento durante tantísimos años», comentaba.

Muchísima gente no revela su estado serológico por miedo al estigma y a la discriminación, pues, a pesar de los avances, continúan siendo una auténtica barrera para las personas que buscan acceder a la atención sanitaria. Las más afectadas son las mujeres jóvenes que desean protegerse de las infecciones de transmisión sexual (ITS) y que tratan de acceder al diagnóstico y el tratamiento para el VIH. Diariamente en Sudáfrica 200 adolescentes y mujeres jóvenes de entre 15 y 24 años se infectan por el VIH.

El Proyecto para el cuidado de la comunidad ha puesto de manifiesto la importancia del acceso gratuito e igualitario a la educación primaria y secundaria como puerta de acceso a otros servicios sociales y sanitarios. Casi 163 000 niños (de entre 0 y 14 años) que viven con el VIH en Sudáfrica estuvieron recibiendo su terapia antirretrovírica en 2018, pero aún falta llegar a muchos. Se calcula que unos 66 000 ni siquiera saben que son seropositivos.

El proyecto no pretende sino romper el silencio que rodea al VIH y gestionar y reducir sus efectos. Fundado en 1999, es una organización confesional de KwaZulu-Natal que ayuda a las comunidades y a sus familias a gestionar el VIH y responder al estigma y a la discriminación. Lleva desde el año 2007 trabajando con distintas escuelas de secundaria para llevar a cabo en ellas programas de concienciación y proporcionar servicios que ayuden a las escuelas y a los alumnos a comprender y desmitificar el VIH. Del mismo modo, presta su apoyo a los huérfanos y a los niños más vulnerables y sus familias.

Gracias al Proyecto para el cuidado de la comunidad, la joven Dlamini y su abuela fueron asesoradas por una trabajadora social clínica, quien las ayudó a asumir el diagnóstico y a asegurar que Dlamini siguiera un adecuado programa de tratamiento. Dlamini admite que ahora lleva mucho mejor la situación tanto emocional como mentalmente.  Sabe mucho más sobre el VIH, conoce mejor su salud sexual y reproductiva, y es muy responsable con su medicación. Está convencida de que puede tener un futuro brillante.

«Con el Proyecto para el cuidado de la comunidad, adquirí destrezas vitales muy positivas. Aprendí a convivir con mi estado serológico, a hacer enfrente al estigma y a ayudar a los demás a hacer lo mismo», explica. «En unos años me convertiré en una oradora motivacional, me dirigiré a mis iguales, a todos los compañeros del colegio, con información sobre el VIH, y los ayudaré a vivir sin ser juzgados».

Simplemente soy una adolescente normal que vive con el VIH

29 de julio de 2019

Aziwe tiene 19 años y vive con su madre, Phatiswa, en un poblado informal llamado Umlazi, cerca de Durban, en Sudáfrica. Ambas mujeres viven con el VIH y las dos están llenas de energía, amor, esperanza y optimismo respecto al futuro.

Aziwe no supo que era seropositiva hasta que cumplió casi 14 años. Ya llevaba cinco años en tratamiento, pero su madre había decidido no contarle que era seropositiva, incluso mientras se aseguraba de que su hija estuviese sana tomando su medicación a diario.

Cuando el médico le preguntó a ella directamente si quería saber por qué tenía que tomar medicinas de manera tan regular, Aziwe no lo dudó.  Había crecido y sentía curiosidad. En el momento en que el médico le dijo que vivía con el VIH, Aziwe se derrumbó, y  su madre, también.   

Ahora, cinco años después, Aziwe es una adolescente feliz y segura que se expresa perfectamente al explicarle su historia familiar a Gunilla Carlsson, Directora ejecutiva adjunta de ONUSIDA,  antes del lanzamiento del Informe mundial de ONUSIDA sobre el estado de la epidemia de sida .

Phatiswa vivía en Cabo del Este en 1999 pero, como muchas mujeres, se marchó para ganarse la vida como trabajadora doméstica en Durban. Es buena en su trabajo y lleva 19 años trabajando para la misma familia.

Al principio sus hijos tuvieron que quedarse en Cabo del Este, pero Aziwe era una niña muy enfermiza y unos años más tarde se fue a vivir con su madre. En 2009 se puso muy enferma, fue rápido al hospital y tuvo que permanecer ingresada dos semanas. Fue allí donde le hicieron las pruebas del VIH y descubrieron que el resultado era positivo. Phatiswa también dio positivo en las pruebas del virus.

Hoy las dos mujeres siguen su tratamiento y animan a otros de su comunidad a apoyar a los grupos para que sigan tomando sus medicinas y estén bien. Aziwe también planta cara al estigma y la discriminación que todavía rodean al VIH y ha hablado sobre lo que supone vivir con el VIH en un grupo de la iglesia. Para ella, aún hay mucha ignorancia con relación al virus y eso es algo que la entristece. Sin embargo, Phatiswa y ella se apoyan la una a la otra.

«Hay días en los que solo quiero llorar, pero entonces ella me habla como una madre. Cuento con una gran familia y grandes amigos que siempre están cuando los necesito».        

Aziwe explica que ella valora tanto la vida porque ha perdido a muchos seres queridos debido al sida.

«Quiero vivir porque hay tantas cosas que quiero conseguir en vida, tanto para mi madre como para mí».

Como mucha gente joven, quiere viajar y sueña con ser presentadora de televisión. En el futuro desea formar su propia familia.

«Simplemente soy una adolescente normal que vive con el VIH», señala.

La importancia de mantener el impulso en la respuesta mundial al sida

24 de abril de 2019

Durante una visita a Sudáfrica, el Director Ejecutivo de ONUSIDA, Michel Sidibé, ha advertido que la respuesta al sida se encuentra en un punto de inflexión, en el que los avances logrados hasta la fecha podrían revertirse fácilmente si no se toman medidas urgentes para alcanzar los objetivos previstos para 2020 y otras metas prometedoras en la década siguiente.

En una reunión con el Ministro de Sanidad de Sudáfrica, Aaron Motsoaledi, Michel Sidibé felicitó al país por el progreso que se había logrado hasta el momento y alentó al gobierno a que acelere la actuación para conseguir objetivos prometedores que sitúen la respuesta al VIH en un senda sostenible para poner fin a la epidemia de sida en el año 2030. El Director Ejecutivo de ONUSIDA afirmó que había llegado el momento de aprovechar al máximo el poder de las comunidades para cerrar las brechas que aún quedan pendientes en lo que respecta a los objetivos 90–90–90 relacionados con el tratamiento. 

En una reunión con la Primera Dama de Sudáfrica, Tshepo Motsepe, Michel Sidibé la animó a utilizar su voz y su capacidad de divulgación para empoderar a las personas que carecen de visibilidad y acceso a los servicios. En particular, hizo hincapié en la importancia de poner al alcance de las jóvenes la vacuna contra el virus del papiloma humano para prevenir el cáncer de cuello de útero. 

Tshepo Motsepe expresó su voluntad de participar en cuestiones nacionales e internacionales en favor del desarrollo social. «La salud no solo es la ausencia de enfermedades», afirmó. «Algunos se dirigen a mí como la Primera Dama, otros, como la esposa del Presidente, pero, me llamen como me llamen, soy una trabajadora social para Sudáfrica».

Michel Sidibé también se reunió con el anterior Presidente de Sudáfrica, Kgalema Motlanthe, y le instó a mantener a la gente alerta sobre los graves riesgos de perder el impulso en la respuesta al sida y, en especial, sobre la necesidad de que un mayor número de hombres se sometan a las pruebas del VIH y al tratamiento continuado. 

Kgalema Motlanthe, miembro de los Paladines para una generación libre de sida en África, expresó su agradecimiento por los esfuerzos realizados por Michel Sidibé a lo largo de su trayectoria, incluso como Director Ejecutivo de ONUSIDA. Además, señaló que este ha identificado y propugnado en repetidas ocasiones varias medidas fundamentales para avanzar en la respuesta al sida.

«Siempre ha actuado en el momento oportuno», afirmó.  

Durante su visita a Johannesburgo, Michel Sidibé se dirigió a los directores de las delegaciones nacionales de ONUSIDA en África oriental y meridional. Les recordó el propósito principal: atender las necesidades de las personas que viven con el VIH y de las que corren el riesgo de contraerlo. Recalcó que, como organización de la salud, ONUSIDA desempeña un papel único en la defensa de los derechos de la población que está en una situación vulnerable, se compromete firmemente con la sociedad civil e insiste en que nadie debería ser discriminado por cómo vive o por a quién ama. 

«ONUSIDA no es una organización impulsada por la logística o los recursos», declaró. «Es una organización que pone a las personas en el centro».

«Especialmente en África oriental y meridional, la respuesta al sida brinda una serie de lecciones y planteamientos para garantizar la sostenibilidad a través del liderazgo político, la movilización de recursos y la participación comunitaria», añadió.

«Con el apoyo de la gente, se puede cambiar mucho el mundo».

«La comunidad no está de parte de las jóvenes»

15 de marzo de 2019

Los llamados Rise Clubs ayudan a las adolescentes y a mujeres jóvenes a dialogar sobre el VIH y sobre los derechos y la salud sexual y reproductiva.

Khayelitsha es una de las mayores townships (barrios étnicos) de Sudáfrica, en concreto está en Cape Flats (Ciudad del Cabo).

Al igual que en muchas otras comunidades sudafricanas, las mujeres y las niñas que viven en asentamientos cuasi informales se enfrentan a situaciones de desigualdad de género a diario, lo cual las expone a un mayor riesgo de infección por el VIH.

La desigualdad de género impide que estas accedan, tanto a los servicios del VIH como a los de salud sexual y reproductiva, y que, además, reciban una educación integral sobre sexualidad. Asimismo, corren más riesgo de ser víctimas de violencia de género.

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«Hay mucha delincuencia. La comunidad no está de parte de las jóvenes. Se cree que deben ser sumisas a los hombres. A veces, nos resulta difícil expresarnos», afirma una joven que pertenece al Rise Club de Khayelitsha.

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«Nos menospreciamos a nosotras mismas para encajar en los estándares que la comunidad nos impone. Las jóvenes son violadas, secuestradas... Hay mucha violencia. «Esto sí, esto no. Te dicen lo que debes hacer», añade.

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A la mayoría de jóvenes les cuesta hablar con sus padres, con los profesores o con sus familias sobre temas de salud y de derechos relacionados con la sexualidad y la reproducción. Tanto mujeres jóvenes como adolescentes sufren el estigma social y la discriminación. Por ejemplo, las enfermeras las juzgan por su actividad sexual cuando acuden a los servicios sanitarios. Muchos países de África oriental y meridional han firmado el Acuerdo ministerial sobre educación integral sexual y servicios de salud sexual y reproductiva para adolescentes y jóvenes en África oriental y meridional. Pero, aunque en estos países hay algún tipo de política educacional sobre la materia, no la implementan de forma igualitaria. 


Las jóvenes corren más riesgo que sus pares varones y que mujeres mayores de contraer enfermedades de transmisión sexual, como el VIH, ente otros.

En estos países, una cuarta parte de los 800 000 nuevos casos de VIH en 2017 se produjo entre adolescentes y mujeres jóvenes de entre 15 y 24 años. De los 2.17 millones de todos los adolescentes y jóvenes seropositivos de entre 15 y 24 años de edad, 1.5 millones son mujeres.

De los 277 000 nuevos casos de infección en 2017, 77 000 se registraron en el grupo de mujeres jóvenes y 32 000, es decir, menos de la mitad, en sus pares varones.

El grado de conocimiento sobre la prevención del VIH varía según el país: un 64.5 % en Ruanda; solo un 20.37 % en las Comoras, y, en la mitad, Sudáfrica, con un 45.8 %.

En algunos países de la región, la ley permite a las jóvenes contraer matrimonio cuando todavía son menores de edad. Los matrimonios prematuros están asociados con la pérdida de la integridad física, la carencia de educación por abandono escolar, la dependencia económica y la violencia de género.

El trabajo sexual contribuye a la desigualdad de género en cuanto a las infecciones por el VIH entre jóvenes subsaharianos.

Se ha demostrado que las trabajadoras sexuales jóvenes tienen más probabilidad de contagiarse por las situaciones a las que se exponen, como casos de abuso, violencia y alcoholismo, tener múltiples parejas y mantener relaciones sexuales sin protección o con personas de diferente edad.


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Rise clubs

Rise es una asociación dirigida a adolescentes y mujeres jóvenes que buscan construir una sociedad más coherente, autoeficiente y resistente. Para ello, en Rise se les facilita a las jóvenes de entre 15 y 24 años un espacio donde puedan apoyarse mutuamente y emprender proyectos comunitarios para prevenir el VIH, mitigar su impacto y proporcionar opciones más seguras.

Esta asociación también ayuda a mejorar la autoconfianza de estas jóvenes, las anima a manifestarse en contra de los males sociales y a que tomen sus propias decisiones.

En 2014, nació esta iniciativa en el seno del Instituto de Justicia Social Soul City en 15 distritos sudafricanos afectados en gran medida por el problema.

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«En Sudáfrica, los padres no hablan sobre sexo y a nosotras nos avergüenza hacerlo. Como no podía hablar sobre este tema con mi hermana, me uní a Rise, donde ahora puedo hacerlo con mis compañeras. Algunas son mayores que yo y me pueden aconsejar». —Cinga 

 

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«Mis padres me enseñaron que la única manera de aprender es preguntando. Cuando me uní a Rise, solíamos preguntar a las que no se atrevían a hacerlo por sí solas y, así, es más fácil para ellas». —Okuhle

 

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«No podía hablar con nadie en casa. Luego, me volví una persona más abierta. Rise me ha ayudado a combatir mi baja autoestima». —Lisa


Los países de África oriental y meridional necesitan implementar leyes, políticas y programas para mejorar la situación de estas jóvenes. Lo que estas chicas necesitan son programas personalizados y específicos para cada caso, cuyo contenido debería incluir información sobre los servicios de salud sexual y reproductiva, talleres de educación integral sobre sexualidad, medidas de prevención para evitar embarazos no deseados, violencia de género e infecciones por el VIH.

De acuerdo con los principios de igualdad de género y de los derechos humanos, es obligatorio informarlas sobre dichos asuntos.Por otra parte, los programas deberían abordar otros problemas socioeconómicos, como la pobreza o el desempleo.

Si se implementasen este tipo de medidas legales, no solo mejoraría la salud de las jóvenes, sino que también se les brindaría la oportunidad de vivir una vida libre y digna.

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